Fuerza Nueva, la alianza orquestada entre El Niño de Elche y Los Planetas, lanzan nuevo tema “El sol” en pleno confinamiento a causa del coronavirus. Ellos vuelven a esa senda de crear nuevos himnos religiosos, en esta ocasión rescatan el origen musulman del himno de España, basado en la Marcha de Granaderos. Editarán un vinilo en el que también estará "La Rosa" como cara b, con motivo del Record Store Day. "La rosa es un villancico y El sol una oración islámica. La primera conjuga toda una iglesia evangelista en Nueva Orleans y la segunda ha acabado sonando en el Himno Nacional".
En palabras del investigador Pedro G. Romero: “No es nada novedoso afirmar la procedencia musulmana del oficial himno nacional. El chinta, marcha real o marcha de granaderos que suena cada vez que se encierra un paso de Semana Santa pues, nada de dar al César lo que es del César, la marcha se le toca a Cristo y a María porque ellos son también Rey y Reina; y si el mayor honor fuera el Himno de Riego pues se encerraría con eso de Sí las monjas y frailes supieran la paliza que le vamos a dar. No es que se trate de una evolución o préstamo directo de una melodía o falseta o tonada en otra, no se trata de una progresión darwiniana. El aficionao, a menudo, piensa que en esto de la música la evolución es algo así como un pescado al que le salen patitas y abandona el agua y se hace anfibio y así el viejo fandango se hace nueva soleá, por poner un ejemplo. O como en esos árboles genealógicos de los cantes que ilustran las paredes de las peñas flamencas, verdadero monumento al abuelo de los Machado introductor del darwinismo en la ciencia española. Pues no, por más que pese a nuestro Jota que ha avanzado una interesante teoría. En el gran fresco de las músicas populares de guitarra, a uno y otro lado del Atlántico Negro, desde Ziryab a los Sonic Youth pasando por Chuck Berry, Miguel Matamoros y Joao Gilberto, todo se constituye como variaciones, ramas de un mismo árbol. En realidad el modelo biológico darwinista es demasiado teleológico, por ser exacto con la palabreja. Pasa igual con estas notas del himno nacional que pueden escucharse también en las nubas andalusíes que siguen interpretándose en el norte de África, desde Túnez hasta Marruecos, ahí suenan dando luz sobre la sura 091 del Corán, intitulada El sol. Es verdad que encontramos esta forma en un himno mariano que parece compuesto por el rey Alfonso X, el sabio, y que parece una cristianización del común acerbo andalusí, que, sin duda, sonaba ya en la rica tradición mozárabe. Pero no se trata de eso, de una cadena de legitimizaciones, de Alá a María, de Alfonso X el Sabio a Alfonso XIII, que hizo de la marcha de granaderos el oficioso himno nacional. No debemos entenderlo así, entre otras cosas porque más que evolución podría hablarse también de degeneración. No, lo admirable es como estas notas encadenadas aparecen, desaparecen y reaparecen en un tiempo discontinuo, unas veces en una predica y otras en el servicio militar. Lo que nuestros fuerza nueva hacen es eso, dar constancia de la supervivencia de esas formas, lo que Aby Warburg llamó con acierto pathosformel y Federico García Lorca nombró como duende. Admiremos ese común acerbo. No es que los árabes formaran durante ocho siglos diversos reinos en nuestra Península Ibérica ni que Marruecos, Argelia o Túnez sean nuestros vecinos del sur, no es solamente eso. Es que lo árabe, lo musulmán, lo moro, como queramos llamarlo nos atañe por que nos constituye, es cosa nuestra, nos conforma. Me encantaría ver a Los Planetas con Niño de Elche tocando este tema en cualquier cafetín de Tánger o Tetuán del mismo modo que lo harían en Granada o Elche”.
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