Nadie podría imaginar que son australianos. Escuchando sus temas podrían pasar por californianos amantes de folk progresivo. Unos chicos despreocupados que viven junto al mar y que se lo pasan bien, como en ese vídeo "Gold Canary", poblado de bailarinas con plumas. Se vuelven más psicodélicos en "Ghost Story" y en esa misma línea en "Meditation Song 2" . Pero cuidado porque a partir de ahí caen, por contraste, en el pop tristón. Disco algo desigual, que merece una oportunidad, curioso como debut.
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