Niño de Elche vuelve a desafiar las convenciones, en esta ocasión añiado con Eblis Álvarez, renovador del folclore colombiano, fan de EinstÚrzende Neubaten que estudió electrónica en Dinamarca. La pirueta incluye un estilo latino que él mismo admite que le costó trabajo modelar. Los cantes de ida y vuelta, siempre considerados menores, articulan este reto musical en la que experimenta cn la cumbia, el vallenato y como no el flamenco. La otra idea que confecciona el discurso del disco es la del tabaco, el cacao, el café o la cocaína, todas las drogas de ida y vuelta. Para cerrar el círculo la portada del álbum, salida de las manos de la artista austriaca Inés Doujak, censurada en el MACBA por una obra que aludía a Juan Carlos I, giran en torno a la botánica y juegan a la idea de como una planta hermosa degenera en un gramo de cocaína o como la raís de un arbusto te conduce a pesadillas.
"Colombiana" introduce instrumentos insospechados desde el cencerro, conga , maracón o sintetizador, además por supuesto de batería y guitarra eléctrica, además de ritmos krautrock, de rave o trance. La fiesta está servida. Todo vale en un trabajo antropológico que habla del viaje, dea hí su conexión con las drogas. Hay canciones como la que abre el disco "El muermo" dedicada al síndrome de abstinencia, con ritmos de bullerengue,música popular colombiana. Se da un paso más allá con "Colombiana vasca" que canta Mailen Lujanbio, en euskera y que es rompedora. Mientras tanto la referncia los caramelos es contínua.
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