Después de una larga ausencia, de cinco años, en la que se marcho a trabajar a Nueva York como psiquiatra, la profesión que le da de comer, Miren Iza regresa al disco, esta vez más experimental, con ruidos siderales y transgesores como en
"Gente común", o el electro pop de
"Los amante del puente". Sí es un regreso, pero lleno de cambios. Miren ha abandonado la guitarra por el sintetizador. La verdad es que el cambio le sienta estupendamente.
"La calma chicha" es un disco que habla de amores rotos y de las heridas abiertas que dejan. Es un trabajo de un tono melancólico que por momentos desgarra. Es Triste, conmovedor pero de una poesía sublime, como ocurre en canciones como:
"Oda al amor efímero", "En tu corazón solo hay sitio para los suburbios", "Leña" o "Bosque". Una recomendación: escuchar a media luz y dejarse mecer por esos sentimientos descritos.
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