El 12 de agosto de 1991 lanzaban “Metallica”, conocido popularmente como “The Black Album” por su portada, los miembros de aquella banda con mayúsculas acababan de destruir los corsés impuestos del metal y del rock en general. Intencionadamente habían rebajado el ritmo de sus canciones y se atrevieron a incluir una orquesta de cuerdas, algo que provocó que los más ortodoxos del género se tiraran de los pelos. Por contra Metallica vendieron 30 millones de discos en todo el mundo abriéndose a que su música fuera escuchada por todo tipo de oyentes. Treinta años después se le rinde homenaje en este “The Metallica Blacklist”, con un resultado bastante incierto, es lo que ocurre cuando invitas a demasiada gente a la fiesta y la cosa se te va de las manos: acuden 53 artistas de todo pelaje de modo que el homenaje se convierte en un despropósito, de Juanes a Kamasi Washington.
Quien se compre el disco, seamos claros, dudo que escuchen este álbum con cincuenta y tres canciones más de una vez. El álbum está dividido en cuatro discos que siguen el listado original del disco original, eso sí no todas las canciones reciben la misma cantidad de versiones, variando entre las doce versiones que aparecen de “Nothing Else Matters” a solo una de temas como “Of Wolf And Men” y “The Strugle Within”. Entre tanto material te recomendaría que fueras directamente a escuchar algunas versiones en concreto: El dúo británico Royal Blood realizan una espléndida puesta en escena de "Sad But True"; Weezer no se esfuerzan demasiado y entregan una versión muy poco original, eso sí destaca el solo que se marcan en "Enter Sandman"; Sam Fender hace alarde al estilo de Jeff Buckley en su aportación de “Sad But True”; mientras que St. Vincent hace una propuesta industrial del mismo tema.
Interesantes las aportaciones punk de “Hollier Than Thou” a cargo de The Chats, PUP y OFF! Cage The Elephant logran llevarse a su terreno “The Unforgiven”. Portugal The Man consiguen una bonita versión de “Don’t Tread On Me”. Phoebe Bridgers, tocada de gracia resalta “Nothing Else Matters”, la primera canción de amor de Metallica. IDLES en su línea consiguen llenar de ruido “The God That Failed” y el espléndido saxofonista Kamasi Washington hace la reinterpretación más radical con “My Friend Of Misery”, llevándola hasta un terreno desconocido con estruendoso jazz.
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