El "mago oscuro", el "príncipe del silencio", el inventor de muchos de los estilos del jazz que hoy se conocen, el gran Miles Davis (1926-1991) regresa años después de su fallecimiento con una grabación maldita, olvidada, hasta ahora inédita. El trompetista sufrió en 1982 la paralización de una mano provocada por las muchas adicciones que le acompañaron a lo largo de su vida, lo que le obligó a un período de descanso que aprovechó para dibujar, una de sus grandes pasiones. Precisamente aquellos dibujos ilustran la portada de este disco llamado "Rubberband", que después de 34 años de ostracismo se publicará el próximo 6 de septiembre.
En 1985 dejaba la compañía con la que llevaba 30 años, Columbia Records, y fichaba con la Warner Bros. Records. En octubre de ese mismo año, Miles empezó a grabar en Los Ángeles "Rubberband" con los productores Randy Hall y Zane Giles. Su forma de hacer música había cambiado radicalmente y empezó a incluir ritmos de funk y soul con la idea de que colaboraran en el disco Al Jarrau y Chaka Khan, a los que consideraba el vehículo ideal para su nuevo camino. Pero en mitad de esa grabación su cabeza giró por completo hacia otra idea, que le llevaría finalmente a grabar otro disco completamente distinto: "Tutu", el álbum que acabó grabando. En 2017, Hall, Giles y el sobrino de Davis, Vince Wilburn, Jr., comenzaron a trabajar para terminar "Rubberband", del que se adelantaron cuatro canciones en el Record Store Day de 2018. El trabajo que lanzará el sello Rhino, está compuesto por 11 canciones en las que Wilburn vuelve a tocar la batería, como ya hizo en las sesiones originales de 1985-1986. En la versión final han participado varios artistas invitados, entre ellos la cantante Ledisi, en "Rubberband of life", y Lalah Hathaway, la hija de Donny Hathaway. Davis, que toca la trompeta y el teclado en el álbum, fue acompañado en el estudio por los teclistas Adam Holzman, Neil Larsen y Wayne Linsey; el percusionista Steve Reid; el saxofonista Glen Burris y Wilburn a la batería. La portada es un abigarrado dibujo de Davis, que tras sufrir la parálisis en su mano decidió hacer terapia con los pinceles: "La música es una pintura que uno puede escuchar y la pintura una música que uno puede ver", aseguraba el músico, uno de los más influyentes del siglo XX.
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