El conjunto británico Dry Cleaning vuelve a sorprender con ese personal post-punk. Lo hace con un segundo disco aún mejor que su debut "New Long Leg" del año pasado, porque Stumpwork extiende y mejora sus cualidades, con canciones sugerentes marcado por ese fraseo entre susurrante y desganado, de Florence Shaw, por el que emergen esos incisivos riffs de guitarras y una base instrumental imprevisible. Me atrevo a decir que Dry Cleaning son el grupo heredero de la Velvet Underground. Su poesía es también eficaz porque aunque se mueve entre la ironía y lo enigmático, consiguen que surga la belleza en las cosas más triviales. Su interés por el absurdo funciona. Nada que ver por cierto con esa repulsiva portada.
"Stumpwork" suena estupendo desde su primer tema con sonidos jazzy y vientos oscuros, "Anna calls from the artic" en la que cantan: "Nada funciona, todo es caro, y opaco, y privatizado". Aunque es el tercero, titulado "Gary Asbhy", uno de los mejores de su carrera, con la tierna historia de esa tortuga familiar tránsfuga.
El cuarteto del sur de Londres ofrece canciones ricas en matices y detalles, otra cosa es que resulten comerciales, algo que intencionadamente han desechado. Cabe recordar que Dry Cleaning no es en absoluto una banda de rock, así que son capaces de ofrecernos en "Kwenchy Kups" sonidos radiantes y guitarras luminosas que recuerdan a Sonic Youth, al mismo tiempo que nos clavan versos inquietantes que hablan sobre alegrarse el día observando nutrias. Son capaces de pasar de lo más relajado a lo más estridente en "Stumpwork" u ofrecernos los estándares del post-punk más clásico en "Icebergs". Su afán de sorprendernos también llegará con "Hot Penny Day", con esos arreglos entre arábicos y jazzísticos de aspecto desértico. Dry Cleaning han conseguido un disco de consolidación inmediato que contiene humor, crítica política y hasta sensualidad, sin que su vocalista Florence Shaw se despeine en nigún momento.
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