jueves, 27 de julio de 2023

FALLECE SINÉAD O'CONNOR

 

La artista irlandesa Sinéad O’Connor lamentablemente engrosa las listas de juguetes rotos del rock que fallece mucho antes de lo que le correspondía. Ayer se conocía la noticia de su muerte, a los 56 años, cuya causa aún no se ha hecho pública. Es innegable que tenía el corazón roto, y hace poco más de una semana lo ponía de manifiesto con un sobrecogedor post en Twitter. El 17 de julio, la irlandesa publicaba una foto en la que abraza a su hijo, Shane Lunny, quien se suicidó en enero del pasado año a los 17 años, acompañada del siguiente texto: “Llevo viviendo como una criatura no muerta de la noche. Él era el amor de mi vida, la luz de mi alma. Éramos un alma en dos mitades. Él fue la única persona que alguna vez me amó incondicionalmente. Estoy perdida en el bardo sin él”, escribía.
El bardo para la tradición budista es un estado de transición entre dos etapas, algo así como una existencia intermedia entre la muerte y la reencarnación. Su vida errática y su naturaleza frágil, la llevaron siempre a la inestabilidad, con varios intentos de suicidio. Sufrió abusos sexuales en la infancia, experimentó la ira de una madre cruel y se le diagnosticaron trastornos mentales desde pequeña. A los 13 años ingresó en un internado religioso de la Iglesia católica irlandesa, donde continuaron los castigos, lo que no hizo más que aumentar su cuadro depresivo. Todos esos hechos se recogen en el documental de Katrhyn Ferguson "Nothing compares", una aproximación a la atormentada vida de la cantante irlandesa. Una vida que llegó a su cénit con la música, aunque la industria también le acabó mostrando su lado oscuro. Sinéad tampoco pudo resistir la presión, lo que la llevó a abandonar su carrera en varias ocasiones.
La cantante irlandesa alcanzó la fama mundial en los años 90 con "Nothing compares 2 U", canción compuesta por Prince, un tema incluido en su segundo disco, "I do not want what I haven’t got", y con un videoclip en el que la cantante explotaba toda su fotogenia en un largo primer plano sostenido, que finalizaba con dos lágrimas resbalando por sus mejillas, después de cantar una letra que decía: “Todas las flores que plantaste, mamá, murieron cuando te fuiste”.
Aquel disco "I Do Not Want What I Haven’t Got", le granjeó en 1991 un Grammy como mejor actuación de música alternativa, pero en línea con su siempre personal interpretación de la industria, decidió boicotear la ceremonia. Dotada de un extraordinario talento musical, tenía una voz limpia y desgarradora a la vez. Con un físico rompedor, con su característica cabeza rapada, su nombre se hizo indispensable en la música. Como cantante publicó un total de diez álbumes de estudio, pero nunca dejó de lado su papel de activista, abordando diferentes problemáticas como el abuso infantil, que dijo haber sufrido, los derechos de las mujeres, la homofobia, las guerras o el racismo.
Radicalizó sus posturas y así llegaron también los escándalos y sus múltiples polémicas. Una de las más conocidos, que ha pasado a la historia, fue cuando en 1992, durante la emisión del programa televisivo Saturday Night Live, rompió una una fotografía del papa Juan Pablo II para denunciar los abusos de sexuales de menores por parte de la Iglesia católica, en una escena en la que gritaba “evil” (malvado, diablo o el mal, en inglés). A raíz de ese espectáculo fue vetada en los medios de comunicación, convirtiéndose, además, en el blanco de numerosas críticas. Poco después Sinéad se ordenó sacerdotisa por la Iglesia Tridentina Latina, una orden disidente con la iglesia católica. Hay no acabaría la cosa, ya que en 2018 rechazó el cristianismo para convertirse al Islam, por lo que cambió su nombre a Shuhada’ Sadaqat.
Sinéad O’Connor demostró que no tenía ningún reparo a la hora de compartir sus sentimientos, se enfrentó a la iglesia Católica para denunciar los abusos, pero su naturaleza frágil y el suicidio de su hijo, también con depresión, fueron algo que no pudo superar. Fue una artista contestataria, angustiada, no siempre comprendida y cierto que no tampoco estable, pero su música siempre quedará para el recuerdo. Descanse en paz.

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