A partir del tercer tema los temas se alargan. Como prueba tenemos ese llamado “Breathe”, que en sus más de diez minutos cuenta con guitarras lisérgicas y ráfagas de distorsión que es una maravilla. O “Siren”, una delicia que nos trae la calma con esa envolvente melodía. También hay tiempo para explorar su lado más folk en “Dreamers Work”. Por supuesto se expande en la experimentación en piezas como “Locomotives” que arrancan con ocho minutos de distorsión que no resultarán aptos para todos los públicos, al igual que el final con “Venus”, que no deja de ser una de esas jam sessions llenas de ruido que tantas veces acompañan sus directos y que nos lleva al trance. En total 80 minutos en los que está muy bien acompañado por Steve Shelley (de MBV) a la batería y Deb Googe (My Bloody Valentine) al bajo.
Thurston Moore está muy cómodo con su carrera en solitario, y desde que se fue a vivir a Londres no ha parado de editar singles y álbumes, esa proximidad había permitido verle más frecuentemente por nuestro país, como en su última aparición, el año pasado, en Palma durante la cuarta edición de Cul de Sac, el "Festival de música y arte experimental de Mallorca", pero la pandemia del covid ya ha inhabilitado esas experiencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario