A raíz de eso, al poco tiempo descubrimos que había otro libro inspirado en el trabajo de Olmeda que profundizaba más en el tema, escrito por el compositor Antonio José", explica su cantante y guitarrista, David Ruiz. El resultado es este disco compuesto por ocho canciones inspiradas en el repertorio tradicional de la provincia, pero advierten: "No pretendemos con este disco ni reinventar ni renovar el folclore burgalés, ni colgarnos medallas que no nos pertenecen. Está hecho con el corazón y la emoción de ser conscientes de estar creando canciones nuevas a partir de unas letras vivas, que han ido transmitiéndose de generación en generación porque significaban algo para la gente".
La banda confiesa que se han encontrado con cosas que no esperaban: "Es un mundo fascinante porque hay canciones de siega, y de otros trabajo, en las que el compás marca el ritmo de la faena. Por un lado, al leerlas sentíamos que representa lo que sentimos como burgaleses, nosotros y nuestros abuelos. Pero también hay letras atemporales, que hablan de la desesperanza y de la miseria con un estilo coloquial con el que se puede identificar cualquier persona de otra región de España, porque la desesperanza ya la miseria son cosas que se han vivido en infinidad de pueblos de este país. También hablan del amor, de la alegría, de la familia, de una forma tan universal que sientes que están cubriendo todo el espectro de las emociones humanas. En nuestro disco, todas las canciones menos una combinan letras de distintas tonadas tradicionales, cogiendo un verso de una, dos versos de otra... Lo hemos hecho con toda la humildad y con mucho respeto". La verdad es que les ha quedado un disco muy curioso, de letras hermosas que dan para reflexionar como en esos versos que dicen: "Corazón que no se alegra/nunca cría buena sangre”. El cancionero popular es sabio y de él podemos aprender muchas cosas, porque a pesar del tiempo es vigente.
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