"Transangelic Exodus" es un disco tan complicado como liberador, tan potente como personal. Ezra Furman abre su alma en una narración de su existencia personal y vivencias más profundas, absolutamente confesional. Las letras de “Transgelic Exodus” no son cómodas, porque son un grito por la liberación queer, una abierta crítica a la sociedad actual americana. "Un disco que no es conceptual, sino que es casi novela o un conjunto de historias sobre un tema, una combinación de ficción y libro de memorias medio real”, asegura su autor. Confiesa que con este proyecto ha querido soltar todas las pesadillas que le ahogan desde la infancia y que han ido creciendo al descubrir los ideales del mundo en el que vivimos. En este disco sobrevuelan las sombras de The Velvet Underground, el lado más glam de Bowie o las incertidumbres de Lou Reed.
Ezra abre este nuevo viaje con “Suck the Blood from My Wound”, una historia en la que nos sitúa en un mundo paralelo donde declara su amor a un ángel y en la que refleja la angustia de una persecución y huida para poder defender sus sentimientos. Los ángeles están mal vistos y se les detiene para córtarles las alas, así que es un alegato a favor de la libertad y la elección de las personas a elegir qué hacer con su propio cuerpo y su propia vida. Él se define como una persona “queer” no conforme con su género, por lo que sabe perfectamente de lo que habla. No todo es pesadumbre, también es capaz e poner humor a ese conflicto, como hace en el estribillo de la divertida "I Lost My Innocence", donde nos cuenta que perdió su inocencia, con un chico llamado Vincent. "Transangelic Exodus" es un trabajo honesto y necesario, por ser un canto al derecho a elegir de las personas, aunque sean considerados unos desheredados.
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