sábado, 24 de septiembre de 2022

BENJAMIN BIOLAY "Saint-Clair"

Dos años después de su triunfal "Gran Prix", disco de platino y galardonado con una doble Victoire de la Musique (artista masculino y álbum del año), Benjamin Biolay acaba de publicar este mes de septiembre su décimo álbum, tras dos décadas dedicadas a la música. Un disco extenso con diecisiete canciones "Saint-Clair", un título que lleva el nombre de un barrio de Sète (Hérault), la ciudad donde regresa cada verano para recargar las pilas. “Es la primera vez en mi carrera que grabo un disco sin un ápice de plug-in ni programación”, indica para presentar este disco de hermosa eficiencia rockera, que oscila entre piezas bailables y baladas conmovedoras.
"Saint-Clair" le sirve para acercarse a las playas y al sol mediterráneo, a los recuerdos de infancia y a la tristeza de los amores acabados. Un viaje junto al mar y a los que eran sus vacaciones veraniegas en Sète, desde su más tierna infancia. Bajo el sol del Mont Saint-Clair, se agolpan los recuerdos y las viviencias. Su primer single, "Rends l'amour", ha sido una de las canciones más escuchadas en las radios de Francia en el último mes, con ese travieso estribillo donde canta: "Y te voy a recoger fresas / Si quieres / hasta te follo"... con un curioso vídeoclip que reproduce la estética de la portada del disco, donde se reproduce un desfile de personajes mitad religioso, mitad pagano, con vírgenes, bomberos, sacerdote, pescadores o un gran despliegue militar, que rodea a Biolay bajo un cielo azul que evoca tanto los placeres del verano como las posibles fechorías del "pleno sol", una estética absolutamente transgresora.
Es curioso la cantidad de santos que dan nombre a las piezas: Saint-Clair, la montaña situada en Sète, pero también Saint-Germain, Sainte-Rita o "Santa-Clara". Esta última interpretada a dúo con Clara Luciani, la única invitada del disco, quien hace mucho años empezó a trabajar con Benjamin Biolay antes de convertirse en la estrella del pop francés que es hoy.
Biolay está especialmente inspirado en "Les Joues roses" donde se entrega alegremente al éxtasis carnal, en un tema al ritmo de una electricidad saltarina que recuerda a The Strokes. Esa misma artimaña sonora funciona a la perfección en "Petit chat" , "Pieds nus sur le sable""Forever" o "De la beauté là où il n’y en a plus", donde celebra esas pequeñas cosas que los vivos debemos aprovechar como las noches de amor: "Lo encontré hermoso, mi tesoro, tienes derecho a morir sobre mí”. Canciones sincronizadas que funcionan a las mil maravillas con los ataques vitaminados de los instrumentos, en la mejor tradición rockera francesa al modo de Telephone. En este apartado hay que destacar su acompañamiento: guitarra y bajo de Pierre Jaconelli, batería de Philippe Entressangle, teclados de Johan Dalgaard quienes componen una vez más la estrecha guardia de Benjamin que prefiere más que nunca la nitidez en directo a los efectos especiales digitales. En las letras el compositor francés consigue estribillos perfectos, se nota que intencionadamente en su escritura busca menos que antaño el refinamiento. Incluso si eso significa adoptar a algunos ticsal estilo de Gainsbarrian, para icluir palabras como: "joder", "puta", "follar" o “culo grande”, ciertas subidas de tono para un cantante de voz profunda que no suele incluir en su lenguaje habitual. Benajmin Biolay se resuelve como el gran salvador de la canción francesa. 

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