La irreverente banda sueca Viagra Boys están viviendo las mieles del éxito con su recién "Cave World", su tercer trabajo, cargado de post-punk incansable. Comandados por el cantante Sebastian Murphy, estadounidense radicado en Estocolmo, Viagra Boys ha tenido un ascenso inusual en la industria musical gracias a ese punk irónico, estridente y denso. Con su debut de 2018, "Street Worms", cautivaron a gran parte de la crítica y pronto aparecieron en los carteles de numerosos festivales europeos y norteamericanos, donde su vocalista se muestra como uno de los más provocadores del momento, con una enorme entrega en sus shows en vivo, en ocasiones incluso excesiva.
"Cave World" gira, a lo largo de sus doce canciones, en torno a nuestra sociedad de consumo, los patrones sociales impuestos y la violencia en nuestras calles. Al final, inevitablemente, impera una perspectiva apocalíptica sobre nuestro presente. Tres temas sirvieron de singles de presentación: “Ain’t No Thief“, “Troglodyte” y “Punk Rock Loser“, un trío de canciones ganadoras. En “Troglodyte”, por ejemplo, el grupo se recrea en una persona paranoica que fantasea con disparar contra sus compañeros de trabajo, algo que está ocurriendo lamentablemente a diario en Estados Unidos, sin que el Gobierno haya puesto el menor interés en evitarlo.
La tiranía de internet, las teorías conspiratorias en el blues sincopado de “Creepy Crawlers” o la locura colectiva tras la pandemia son el caldo de cultivo de este disco cargado de sátira sobre nuestro tiempo, a ritmos variados como el kraut-punk de “Return To Monke”, evocando sonidos a lo Primal Scream o imitando a Iggy Pop, con una rotunda base rítmica en "Punk rock loser" donde son capaces de reirse de sí mismos con un videoclip ambientado en el lejano oeste. Al fin y al cabo, "Cave World" es una reflexión sobre la locura que nos rodea desde la llegada del Covid hace un par de años, con los negacionistas antivacunas, el repudio a la ciencia, los absurdos discursos del 5G, los vecinos sospechosos y más teorías desquiciadas.
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