El cuarteto californiano cumple este año sus bodas de plata, no se sabe muy bien si como necesidad de un cambio se alejan de su espléndido power pop, sustituyendo guitarras por sintetizadores y usando otros juguetes sonoros. De pronto toda su vitalidad se convierte en pop blandito, casi comercial. No se explica este viaje hacia ningún lugar. En "Pacific Daydram", su undécimo álbum, suenan inofensivos, faltos de pegada. Tanto que recuerdan a sus peores discos, caso de "Hurley" (2010) o "The White Album" (2016). Lo más interesante del disco es "Weekend woman", el resto desde los medios tiempos de "QB Blitz" al punk de centro comercial de "Mexican fender" o esas melodía pegajosas de "Happy hour" no funcionan. Absolutamente prescindible.
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jueves, 4 de enero de 2018
WEEZER "Pacific Daydram"
El cuarteto californiano cumple este año sus bodas de plata, no se sabe muy bien si como necesidad de un cambio se alejan de su espléndido power pop, sustituyendo guitarras por sintetizadores y usando otros juguetes sonoros. De pronto toda su vitalidad se convierte en pop blandito, casi comercial. No se explica este viaje hacia ningún lugar. En "Pacific Daydram", su undécimo álbum, suenan inofensivos, faltos de pegada. Tanto que recuerdan a sus peores discos, caso de "Hurley" (2010) o "The White Album" (2016). Lo más interesante del disco es "Weekend woman", el resto desde los medios tiempos de "QB Blitz" al punk de centro comercial de "Mexican fender" o esas melodía pegajosas de "Happy hour" no funcionan. Absolutamente prescindible.
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