Sam Sheperd regresa a sus raíces sonoras como Floating Points, con un requiebro estilístico a la pista de baile. "Crush" está basado en las improvisaciones que fue creando en 2017, en la gira con The XX, unas creaciones afiladas y algo insólitas en su carrera. Ha decidido grabar lo que tocaba como telonero de la banda londinense; su material más experimental hasta la fecha, su factura técnica, su combinación de recursos electrónicos clásicos y jazz resultan estremecedores, probablemente también ese cariño por los detalles.
A diferencia de sus anteriores trabajos“Elaenia” en 2015, "Nuits sonores" o “Reflections” aquí brillan con luz propia las canciones más rítmicas, con texturas sonoras asombrosas, caso de "Last Bloom", "Environments", "LesAlpx", "Anasickmodular" o "Bias". Tal vez no lo sepas pero el músico de Manchester es doctor en neurociencia, quizá eso te ayude a entender su concepción musical y la imaginería que Floating Points exhibe y que llegan a noquear al oyente. Sin haber alcanzado la popularidad de sus colegas Four Tet y Caribou, Floating Points se ha convertido en uno de los productores de electrónica más prestigiosos del momento.
Ha tardado cuatro años en regresar, lo ha hecho después de renovar su estudio y la maquinaría electrónica que allí almacena. Se ha apropiado de un sintetizador Rhodes Chroma, tan difícil de tuvo pedir a su ingeniero que construyera una aplicación de iPad para controlarlo y el sintetizador modular BUCHLA. Sam Shepard reconoce que no es un disco perfecto y la verdad es que escucharlo de tirón se hace difícil.
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