Joaquín Pascual es un espíritu libre que va por su cuenta, alejado de estilismos comerciales, asienta su propuesta en el minimalismo pianístico, de una desnudez deslumbrante. Siempre con su voz susurrante como motor entre la melancolía y lo onírico, con textos profundamente evocadores, que reflexionan sobre el paso del tiempo, la vida y la muerte. Hay que indicar que el disco está dedicado a su padre, fallecido hace un par de años, y a su nieto, nacido casi al mismo tiempo.
Por momentos nos puede recordar a Wim Mertens, aunque aquí aparecen sintetizadores y percusiones muy marcadas. Joaquín Pascual ha trabajado en "Valencia 2019" de nuevo con el productor Paco Loco en su estudio y con la participación al violín de Ana Galletero (Travolta), la percusión de Esteban Perles "Perlita" y, sorpresa, con la añorada Irantzu Valencia (La Buena Vida) a las segundas voces en dos cortes: en las canciones "Inversión" y "El camino de vuelta". Mención aparte merece la espléndida portada, de nuevo su amigo y cómico televisivo Joaquín Reyes. "Valencia 2019" es un disco fascinante, un trabajo que aquí que escuchar entero porque es un disco conceptual, con una estructura predeterminada, así que no hay canciones que destaquen porque todas forman un conjunto.
El albaceteño Joaquín Pascual comenzó al frente de uno de los grupos más míticos de nuestra escena, Surfin’ Bichos, luego se reinventó con Mercromina o Travolta, para participar después en Burrito Panza. Inició su andadura en solitario con el álbum "El ritmo de los acontecimientos". Discos como ‘La frontera’ (2012), "Una nueva psicodelia" (2015) o "EX Joaquín Pascual" (2018) son el reflejo poético de su arte. Siete discos después, su nuevo álbum, grabado en plena pandemia en los estudios gaditanos de Paco Loco, aparece en un sello que ha llamado como aquel debut.
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