Dos amigos Nil Roig y David Burgués, naturales de Tàrrega, un pequeño pueblo de Lleida, se han convertido, sin demasiadas pretensiones, de forma singular en la nueva esperanza del nuevo punk. Ellos empezaron poco antes de la pandemia, a sacar sus primeros temas alternado rock y electrónica de la forma más rudimentaria, pero eso sí con estribillos muy certeros caso de: "En mis pies", "A 180 con mi monopatín" que habla de atropellar a víctimas ideales como aquellos que tan sólo hacen fotos de sí mismos en Instagram y poco después el trascendental "Bailando", que tantas satisfacciones les han traído.
Llevan en la música hace alrededor de siete años. En 2016 se estrenaron con EP autoeditado, en el que incluían su versión del “She’s Lost Control” de Joy Division; en 2019 lanzaron otro EP de nueve temas titulado “Sorry Not Sorry”, después llegaron a editar varios singles hasta el fichaje con la discográfica Montgrí, fundada por los miembros de Cala Vento. Con ella debutan con este primer larga duración, "Nuevo Punk”, compuesto por catorce canciones y en el que se incluyen colaboraciones tan variadas como The Parrots, Ben Jart y Kiliki o Mainline Magic Orchestra. El artefacto sonoro es un disco si complejos, irreverente y desenfrenado, con la ayuda de la electrónica, en el que encontramos canciones tan desvergonzadas como ese arranque con "Nuit Folle" donde acaban "cagándose en el Louvre", "ahogándose en el Sena" o gritando "¡Carla Bruni, déjame vivir!"; "Sixpack", "Mata a tu jefe", "Bailando"; “Contento de ser feo” o “Todos me miran mal”, en el que protestan por no poder escuchar a la vez a El Fary, Eskorbuto, La Zowi o Los Nastys, sin que susciten miradas de odio.
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