Más de cinco años después de anunciar su separación, afortunadamente Nudozurdo deciden volver. Lo hicieron como banda en directo con un espléndido concierto en la Sala El Sol de Madrid el pasado mes de noviembre, que nos permitió comprobar su estado de forma y, por si alguien lo dudaba, ahora muestran sus ganas con un nuevo disco de estudio. Un trabajo en el que se puede constatar que las virtudes de la banda siguen intactas, tal vez sí sea su álbum más pop y accesible, pero no blando. Sus diez temas siguen la senda de una mezcla afilada de post-punk e indie-rock, que hacen crecer lo mejor del cancionero del grupo, a pesar de esa ausencia. Clarividencia significa su renacimiento. Atentos porque se presenta en diversos formatos, físicos y digitales, que oscilan entre las ocho canciones de su edición digital a las ocho del vinilo a las que sumar las dos incluidas en un single regalo, “La bruja” y “Angel Genetics”.
La banda madrileña comandada por Leo Mateos estrena el que es su séptimo LP, pero cuidado porque sus canciones no son de fácil digestión, se enredan con esa habilidad de convertirlas en belleza difusa, como ocurre con la enfadada “Elvira / Santuario Combate” y esa singular “Bisontes albinos”, los extraordinarios instrumentales absorbentes de “Lo que ocultan las arizónicas” o ese kraut de “La isla del Diablo”. Ojo a "Soledad" ("Todo tu cuerpo es un milagro / Saber que tu tiempo está contado / Besas con los labios destrozados"). A “Crevillente / La industria del sueño”, junto a ellos destaca también el ramalazo shoegaze de las misteriosas “Lo que ocultan Las Arizónicas”. El cierre con “Cripto Mundi” nos recuerda que las cosas pueden empeorar, con esa letanía que nos lleva a nuestra vida en sombras y opresiva.
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