Christina Rosenvinge sitúa en “Un hombre rubio” lo masculino en el centro de su nuevo trabajo. Juega con distintas identidades para acercarse a la soledad del hombre. Su propio padre está en el punto de partida, para narrar los corsés de la masculinidad transmitida por la herencia cultural. en los que da paso a un hijo, un amante o un inmigrante. Canciones que nacen desde ese yo masculino que está presente en la educación de los hombres y que hasta el día de hoy, sigue presente en una cultura castrante que les enseña a reprimir sus sentimientos íntimos e incluso las lágrimas. Precisamente una de las canciones que motivan el disco es "Romance de plata" donde habla de su padre danés afincado en Madrid que falleció cuando ella tenía 26 años. Ha necesitado la aprobación de su familia para publicarla.
“Un hombre rubio” es un disco oscuro, al que ella no renuncia, ya que reconoce que sus influencias van por Nick Cave, Marianne Faithfull, Anohni o PJ Harvey, cosas que últimamente ha escuchado con pasión. Hay que escucharlo con atención porque es un álbum rico en matices, con lecturas varias y profundas, donde no faltan las nanas siniestras.
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