Jason Pierce (Rugby, Inglaterra, 1965) ha regresado a la actividad con "And nothing hurt" un disco de estudio que ha costado mucho sacar adelante, el más laborioso de su carrera en el que ha empleado seis años, tan obsesivo que casi le lleva a la locura. Jason lleva casi cuatro décadas en la órbita musical de varios grupos de tono espacial. Primero con os emblemáticos Spaceman 3 -que influyó decisivamente en el shoegaze al que después se apuntaron formaciones como My Bloody Valentine, Luna o Mogwai- y después con Spiritualized.
"And nothing hurt" se ha concebido tras meses de encierro en el estudio de su casa, de trabajo patológico y perfeccionista, donde Jason ha terminaod tocando todos los instrumentos, excepto los que no sabia tocar, como la trompa, el contrabajo, los timbales... Esa decisión de crear en soledad involuntariamente le predispone a la obsesión, lo que no le ayuda psicológicamente. Pierece ha sufrido diversos problemas de salud en los últimas décadas, tiene una imagen frágil y una apariencia de hombre mortificado. Confiesa que este puede ser su último disco, ya no se ve con fuerzas de volver a pasar por ese infierno obsesivo. Afortunadamente nos ha dejado esta obra que ha sido considerado por la crítica internacional especializada como el mejor de su larga trayectoria gracias a piezas como "I'm your man", "Here It Comes (The Road) Let’s Go" o "A perfect miracle" que parecen canciones llegadas del espacio para su disfrute en la Tierra, como a él le gusta pensar.
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