Wayne Kramer, el fundador de los míticos y salvajes MC5 resucita a la banda junto a miembros de Fugazi, Soungarden y Zen Guerrilla. Para quienes no los conozcan esta banda norteamericana es una de las más bestias de la historia del rock, verdaderos precursores del punk y con una alocada vida de peleas, drogas, adicción y fallecimientos. Las actuaciones del grupo estaban marcadas por sus entradas y salidas de la cárcel, a veces por tráfico de cocaína.
Un libro publicado en inglés recoge las andanzas de aquellos días y la trágica vida de Wayne, un chico criado en Detroit, ignorado por su padre, violado por su padrastro, que desarrolló conciencia obrera, con 20 años estudia el anarquismo y las teorías de Marx y que busca expresarse a gritos con la música y una enloquecida técnica de guitarra.
Kramer fue padre por primera vez a los 65 años, ahora tiene 70, cuando ya hacía mucho tiempo que sus tres compañeros de grupo estaban muertos. Así que ha decidido resucitar a los MC5, ahora rebautizados como MC50, gracias a la colaboración de Kim Thayil de Soundgarden, como guitarra, Brendan Canty, de Fugazi, a la batería y Marcus Durant, de Zen Guerrilla (voz). El viernes actuaron en Barcelona, el sábado en Murcia y hoy en Madrid. Sus canciones y arengas contra la corrupción política, los abusos policiales y la inmoralidad social siguen vigentes 50 años después. Una actitud y un compromiso que con lo que está ocurriendo en EE.UU. adquiere renovada validez.
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