martes, 8 de marzo de 2022

EL DOCUMENTAL SOBRE NICK CAVE "This Much I Know To Be True"



Ha sido el documental de la Berlinale. "This Much I Know To Be True", de Andrew Dominik, retrata al músico tras la pandemia, más centrado dice “en ser persona”, ilustra su relación con su eterno colaborador, Warren Ellis, y rueda algunos de sus himnos más destacados. Es como si Nick Cave atravesara las oscuridades para llegar a la calma, en lo que tiene de retrato íntimo, tanto que confiesa: “Me importa más ser esposo, amigo, padre o ciudadano que artista”. Andrew Dominik, ahonda en la música y la vida de Cave de la misma manera que sirve para celebrar el talento de Ellis, el único compañero de la banda Bad Seeds que le ha aguantado durante años. Ambos tienen, respectivamente, 64 y 56 años, saben que su vida musical está atada definitivamente hasta su muerte. Y ahora, como un viejo matrimonio se critican y se quieren, no se entienden el uno sin el otro, se detienen a cantar y a hablar del confinamiento, de su relación y de sus dos últimos discos: "Ghosteen""Carnage". Pero en el documental escucharás también "Hollywood", "Hand of God", "White Elephant", "Albuquerque", "Lavender Fields" o "Balcony Man", canción de la que sale el verso que titula el filme, "This Much I Know To Be True" (Esto es lo que sé que es verdad).
Pocos se pueden acercar tanto a Cave, Dominik no es un dirtector cualquiera, ya retrató a Cave en "One More Time With Feeling" (2016), documental sobre la grabación de "Skeleton Tree", disco creado durante la amargura que invadió al cantante tras la muerte de su hijo adolescente Arthur fallecido al caerse por un acantilado en 2015. Dominik domina las distancias cortas y por eso precisamente se permite el lujo de aproximarse con su cámara ante Cave y su ordenador, mientras responde a sus fans en su web/consultorio The Red Hand Files, abierto hace tres años. Cuenta que no contesta al instante, sino que lee las preguntas y las responde tiempo después, para meditar sobre ellas: "Si escribo al momento, no será la mejor versión”. Entre medias, canciones y confesiones que se ruedan con el máximo respeto y una luz apropiada para cada instante, ya sea al volante de un coche o en ese edificio vacío en Brighton, ante el portatil o interpretando bellas canciones. Así encontramos al artista en su forma más reflexiva: “Durante años me hubiera definido como músico o escritor, ahora soy persona”.

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