Ya en el disco "El viaje", editado en 2016, Juan Perro tuvo que grabar solo con voz y guitarra acústica, por cuestiones de reducir costes económicos. Ahora con "Cantos de ultramar" ha querido darles la vuelta a esas canciones, llegar a su germen y sacar una sonoridad que defina a la banda de Juan Perro como proyecto de futuro. Tras 4 años dándoles vueltas en conciertos, en el local de ensayo y en el estudio, escribiendo y reescribiendo preludios, interludios, metiendo vientos...Todo a pesar de que "no era el momento para alegrías" confiesa a sus sus 66 años Santiago Auserón (Zaragoza, 1954), el hombre al frente de este proyecto musical en torno a los palos de ida y vuelta con América. El noveno disco como Juan Perro no ha podido ver la luz antes, aunque estuviera masterizado desde el otoño de 2019, los orígenes de canciones como "Ámbar" o "A morir amores" se remonta mucho más atrás, al álbum que precedió a este, en el que se propuso hacer una demo más cuidada que las maquetas habituales. "Me di cuenta de que empezaban a sostenerse como una propuesta que se acercaba al terreno de las grabaciones callejeras de músicos de Nueva Orleans o de los primeros 'bluesmen' como Robert Johnson o Skip James, o incluso algunos de sus imitadores, como Dylan", indica que al final, lo que él pensaba que serían 30.000 euros de coste se fue mucho más allá. "Hemos tirado la casa por la ventana", Auserón se muestra aún reticente por unas prioridades comerciales que "no son tan permeables a la vibra de la calle como a comienzos de los años 80 con Radio Futura" y que en su opinión han llevado a la música española a convertirse en un "producto de invernadero, prefabricado y masivo, sin admitir apenas matices más allá de una sensiblería fingida". "Este disco no es una mercancía, es un proceso vital y de creación musical, una pequeña y humilde parte de la historia de España", señala sobre la génesis de "El viaje", un álbum en el que el Caribe, el jazz y la tradición se entremezclan.
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