jueves, 10 de diciembre de 2020

NICK CAVE “Idiot Prayer: Nick Cave Alone At Alexandra Palace”


Pocos artistas han conseguido a lo largo de los últimos años el respeto y la admiración de su gremio como el australiano Nick Cave, autor torturado de un legado indiscutible, quien ha sido capaz de mostrar su lado más salvaje desde finales de los setenta con The Birthday Party, para evolucionar después y ofrecer su personalidad más sensible en los últimos tiempos, marcada por el fallecimiento de su hijo Arthur Cave a los quince años de edad, bajos los efectos del ácido lisérgico. “Idiot Prayer: Nick Cave Alone At Alexandra Palace” recoge el concierto que ofreció en streaming el pasado 23 de julio desde el Alexandra Palace londinense, sin presencia de otros músicos, ni público, con la única compañía de un piano de cola. En estas circunstancias la grabación se convierte, en su desnudez, en un desgarrador relato de dolor contenido, de una lírica monstruosa que golpea nuestros sentimientos como si fueran un saco de boxeo. Brutal y arrebatador. Su cavernosa voz y las notas que surgen del piano convierten este disco en una de sus obras más líricas. Una interpretación durante la que se llega a escuchar la respiración del músico, en un realismo extremo que estremece al oyente y vuelve a revelar esa capacidad redentora que poseen las canciones firmadas por Nick Cave. Aquí suenan solemnes, tanto que inevitablemente, te dejas mecer y sin ser consciente cerrarás los ojos para comulgar con esta experiencia casi mística por el que se van desgranando canciones tan sublimes como: "Spinning Song”, “He Wants You”, las obligadas “Jubilee Street”, “The Mercy Seat” o “Into My Arms”, la inédita “Euthanasia”, “Papa Won’t Leave You, Henry”, la propia “Idiot Prayer”, “Girl In Amber” o una “Waiting For You” sumamente conmovedora, hasta llegar al epílogo final concretado en “Galleon Ship”. Intensidad incandescente y emotiva a lo largo de veintidós piezas. Toda esa tristeza y belleza a la vez nos ayudará a sobrellevar estos tiempos tan difíciles. Regálatelo aunque sea como terapia.

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