El álbum póstumo del rockero francés Johnny Hallyday acaba de salir a la venta bajo el título "Mon pays c'est l'amour" (Mi país es el amor). Un disco muy esperado por los fans del Elvis francés, pero que ha provocado un nuevo enfrentamiento entre Laeticia, su viuda, y los hijos biológicos del cantante, David Hallyday y Laura Smet, por los derechos de dicho álbum y por su título.
El álbum contiene 10 canciones, 37 minutos y 29 segundos de duración, grabadas por el cantante el año pasado en estudios de Francia y California (EEUU). Jhonny demuestra una portentosa voz, que conservaba intacta. En este disco hay un repaso a los distintos estilos que el artista amaba: rock, blues, rockabilly y chanson francesa. "J'en parlerai au diable" es la primera canción en la que habla de muerte y de redención; "Made in rock'n roll" es lo que promete; "Pardonne-moi" es una torturada canción francesa; "L'Amérique de William" puro blues... Todo lo que amaba Johnny está contenido en este disco póstumo.
A pesar de este muy destacable trabajo parece que Johnny no puede descansar en paz. Desde que murió, la guerra estaba servida entre sus familiares. La disputa comenzó hace 9 meses y no ha habido tregua desde entonces, sino todo lo contrario. Tras anunciar Warner la publicación del disco póstumo del artista para el día 19 de octubre, la situación se ha puesto más tensa, abriéndose otro frente. Los hijos biológicos quieren luchar por los derechos del álbum. El trabajo de Hallyday tenía previsto salir a la venta el 15 de junio de 2018, día en el que hubiera cumplido 75 años, pero, la disputa entre sus familiares retrasó la salida del disco. Los dos se sienten muy dolidos por no haber tenido derecho de decisión sobre el contenido del álbum después de que Laetitia lo prohibiera, alegando que incluso el título del trabajo no era el que había pensado su padre, algo que consideran como una traición para el artista.
En juego está la herencia de uno de los cantantes más queridos por generaciones de franceses: en sus 57 años de carrera musical publicó 79 álbumes, dio más de 3.000 conciertos y vendió 110 millones de discos. En el último testamento de Johnny, redactado en inglés ante un notario de Los Ángeles (California), el cantante legó el conjunto de su patrimonio a su viuda y a sus dos hijas adoptivas a través del fondo fiduciario JPS (las siglas de Jean-Philippe Smet). Y dejó sin herencia a sus hijos biológicos porque, al parecer, ya les hizo importantes donaciones en vida.
La prensa francesa estima que el cantante dejó una fortuna de unos 100 millones de euros, pero el abogado de la pareja calcula que el montante es mucho menor. Johnny Hallyday tenía mansiones en Los Ángeles, en Marnes-la-Coquette (en la región parisina) y en la isla de San Bartolomé; varios coches de lujo y cuatro motos Harley Davidson. A todo esto habría que sumar los derechos de 1.160 canciones. Pero su viuda no puede vender ninguno de estos bienes, ya que el Tribunal de Gran Instancia de Nanterre accedió el pasado abril a la petición de sus hijos biológicos de congelar los bienes del artista, aunque dio luz verde a la publicación del álbum póstumo
La batalla judicial será larga. Según algunos expertos, podría durar entre cinco y ocho años. La viuda se aferra a la ley californiana, que permite desheredar a los hijos, mientras que Laura Smet y David Hallyday quieren que se aplique la ley francesa, que prohíbe desheredar totalmente a los descendientes. Sus hijos biológicos acusan a la viuda de manipular al cantante para quedarse con todo el patrimonio de su padre. Su abogado recuerda que el cantante es francés e hizo su carrera en Francia y en los países francófonos, por lo que debería primar el derecho galo. El próximo 22 de noviembre el Tribunal de Gran Instancia de Nanterre tomará una decisión.
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